lunes, 16 de enero de 2023

domingo, 4 de agosto de 2019

De discapacidades y otros "traumitas"


Si, soy discapacitada física, y tengo una tarjeta para demostrarlo. Es relativamente fácil, te hacen unos análisis, unas pruebas, y al final te dan un diagnóstico. Te etiquetan con varios nombres de enfermedades y váyase Vd. a su casa con su historial, sus medicamentos y con sus traumitas, oiga, que está Vd. de suerte por no tener cáncer o una enfermedad terminal. Y así se va una a su casa, con unas cuantas enfermedades autoinmunes de la mano, a digerir que se levantará cada día cansada como si hubiera estado cargando sacos de hormigón "toa" la noche, más rígida que un palo y con dolores ves a saber en que parte del cuerpo toca hoy. Que no podrá salir a la calle sin embadurnarse de crema ( con lo cual la carita está siempre mu brillante y terrrsa), que se acabó eso de comer Donuts de azúcar y Tigretón (mis guarradas favoritas), que la cocina debe estar limpia como un laboratorio y una como si fuera del FBI, controlando que ninguno de los suyos meta su cucharita en una de tus mermeladas, que no te imaginas en que podrías trabajar, porque no estás bien más de dos horas ni sentada ni de pie, que no gestionas bien el estrés ni trabajar con presión, porque eso se traduce en dolores, rigidez y agotamiento. Que tú eres tu peor enemiga, porque cuando estás mal, triste o angustiada, tu sistema inmune se vuelve loco y empieza a dispararte...
Pero aún así, es "relativamente" más fácil que alguien sienta cierta empatía con tu "discapacidad", aunque sé que no es sencillo empatizar con cosas invisibles.
Lo que realmente es difícil de aceptar,  es que emocionalmente, y siempre según las reglas en las que está basada nuestra sociedad, es que también existe la "discapacidad social", que es igual de frustrante y limita incluso más que la física. Me explico:

- No debería ser, pero es, la falta de habilidad social, el no sentirse cómodo en una reunión en la que hay mucha gente.
- No debería ser, pero es, el hecho de que tu forma de divertirte sea la opuesta a la de la mayoría de personas, que te guste la soledad y que disfrutes de ella.
- No debería ser juzgado, el hecho de tener "demasiada sensibilidad", de ser muy intenso con tus emociones, aunque estas sean hacia dentro, y que seas demasiado vulnerable a todo lo que te rodea
- No debería ser obligatorio ir a contra natura, y obligarse a uno mismo a fingir y adaptarte a algo que no te hace bien. Es absurdo comportarte como no eres, aún corriendo el riego de parecer lerdo o altivo en el mejor de los casos.

Es realmente difícil, aunque, en parte  gracias a mi enfermedad, me he dado cuenta de que no me he tratado bien durante mucho tiempo, he sido injusta conmigo. Ahora estoy aprendiendo a cuidarme, respetarme y quererme con todas mis particularidades. Me siento muy querida, aunque por poca gente, pero eso ya me basta.

Sería fantástico que no fuera una Utopía un mundo en el que todos nos adaptásemos a todos, nos parasemos a observar constructivamente las peculiaridades de los demás, descubriésemos nuevas perspectivas, nuevos matices, y no nos dejasemos llevar por la luz que más brilla. Al fin y al cabo, el fracaso es de todos, porque no hemos sido capaces de construir una sociedad inclusiva con todas y cada una de las singularidades que hay en ella.   En fin, supongo que hace mucho calor, y no veo el momento de poder salir a la fresca (mardito caló), pero a los que me leéis y me queréis, que no cunda el pánico, ya sabéis, soy razonablemente feliz, pero de vez en cuando me gusta desvariar por aquí un poco. Hasta he pensado en fundar un Club de Raritos Anónimos, el alegato de presentación sería algo así:


 "Hola, Me llamo Alicia y soy más rara que un perro verde. Maniática, obsesiva, tímida rozando lo enfermizo, pero  leal, honesta y bastante maja..."

jueves, 20 de septiembre de 2018

Life on Mars

Llevas unos días regular, días en los que todo es cuesta arriba, y aunque por rutina ya sabes que pasa, que sube y baja, ahora toca abajo. Y lo miras todo desde tu interior, estás en tu burbuja. Solo quieres que pasen las horas, y que pase un día más para estar mejor. Y te da rabia dar ésta versión de tí misma a los tuyos, y no tener ganas de hablar, ni de escuchar. Y eso te hace sentirte mal, peor si cabe que el cansancio y el dolor. Y ahí sigues, en tu propia rumiación hasta que llega tu pareja, que te observa y conoce tus tiempos, y te pone música. Y empieza a cantar Bowie, y sales de repente de tu mundo y es cómo una bofetada. Y empiezas a llorar, al principio casi sin darte cuenta, y luego ya no puedes parar.


Bendita música, que ayuda a sacar lo peor afuera, que te despierta, que te da alas para escapar. Bendito ese amor cuando es de verdad, cuando solo con mirarte ya te consuela. Bendita esa amiga que siempre está ahí, y que te da ese calor que necesitabas. Cómo no tirar p'arriba con tanto...

martes, 5 de junio de 2018

Yo también fuí víctima, y sigo teniendo miedo.

Hace tiempo, me decía un amigo de mi hija, con toda la ingenuidad de sus 16 años, en una de las primeras salidas nocturnas de Helena, que estuviese tranquila, que la acompañaría al tren, y después hasta la puerta de casa antes de las doce, como Cenicienta. Que lo haría por ella, como por cualquier otro amigo, indiferentemente del sexo. Naturalmente, yo agradecidísima, no quise replicar, faltaría más, no era cuestión de ir "rayando" al personal...pero la idea ya estaba dando vueltas por mi cabeza. No cariño, no es lo mismo, quise decirle. Es cierto que también hay miedo por los niños, que los chicos también desaparecen y también son víctimas de Monstruos, pero por cada Yeremi que desaparece, son asesinadas y violadas 10 Martas del Castillo. No es lo mismo, cariño, quise gritar. Las mujeres no nos sentimos seguras en una calle solitaria, paseando por el bosque al atardecer, volviendo del trabajo de noche. Las chicas tienen miedo cuando vuelven solas de fiesta y oyen pasos detrás suyo, o van en el tren y el de al lado empieza a mirarles las piernas, el escote... A las niñas, tardamos más en dejarlas ir solas en bici, a comprar el pan, a sacar al perro... A mi como madre, cada vez que veo a mi hija salir de noche, tan bonita, tan llena de vida, de sueños, se me encoge el estómago, sólo de pensar que pueda cruzarse en su camino un Monstruo cómo el que se me cruzó a mi.  Es la primera vez que lo hago público, pero no me avergúenzo, ¿porqué  debería hacerlo?                            No te asustes, me dijo el Monstruo mientras me metía la mano en la braguita en el portal mi casa. Te voy a meter una cosita, pero no te haré daño. En ese momento, se oyó la puerta de un vecino, y el Monstruo se marchó. El destino no quiso que yo fuera una de tantas, y que hoy pueda estar escribiendo éstas líneas. Pero ese miedo, esas palabras, esa cara y esa sensación, me han acompañado, de una u otra manera en algunos momentos de mi vida. Y cómo víctima, creo firmemente que la única solución es la educación en igualdad, en empatía. La reforma de las leyes. Pero nunca la pena de muerte. Convertirnos en verdugos no nos hará mejores que los Monstruos. Hoy vuelvo a revivir cómo si fuera ayer aquel dia, y por eso éste blog te lo dedico hoy a tí, Laia y a toda tu familia. Imposible imaginar tanto sufrimiento.

lunes, 19 de febrero de 2018

Va de cine🎬

Videoclub Loyan, así creo que se llamaba. Estaba al lado de mi casa y allí se reunía buena parte del barrio, para alquilar películas en VHS y Beta. Y además, con la excusa de preguntarle a Montse si tal o cual película era buena, o las novedades que iban entrando, también se ponía uno al día con el vecino y se "pegaba la xarradeta". Como eran amigos nuestros, siempre nos daban más películas de la cuenta, y éramos los primeros en ver lo último en salir. Así fue como yo empecé, con 8 o 9 años, a ver toda clase de cintas de vídeo, sin censura ninguna, porque mis padres nunca nos filtraron los contenidos que veíamos en casa. Tan pronto estaba viendo La Cenicienta, o La Bruja Novata, como Apocalipsis Now, El Graduado, la "saga" Esteso y Pajares, o musicales como Hair o Grease (de ésta me se hasta los diálogos😂). Películas de terror, buenas y regulares. Cristopher Lee, Vincent Price o Peter Cushing, eran ya de la familia. Era tal la cantidad de cine que consumíamos en casa, que muchos recuerdos de aquella época van asociados a frases, canciones, actores y personajes de todas ellas. Así fui creciendo, y mi amor por el cine también. Miles de películas, de escenas, de actores favoritos, serían imposibles de enumerar. Todas relacionadas con un tiempo, un momento preciso de mi vida. A pesar de todo, realmente no sé nada. No sé si es buena o mala la fotografía, solo sé que hay imágenes que me gustaría enmarcar. No sé si la banda sonora está en perfecta harmonía, solo sé que sin ella lo que ví no tendría el mismo sentido. Quizás esa frase dicha por esa actriz, que a mi me pareció sublime, que me hizo sentir en su piel, no fue con la entonación apropiada; y esos gestos, esa mirada que tanta alegría, rabia o tristeza me transmitió, podrían haber sido mejor interpretados. Pero a mi lo que me importa es sentir, llorar a moco tendido como si no hubiera un mañana, o morirme de risa, o de miedo... Quedarme con esa imágen, con esa historia para siempre. O solamente pasar un buen rato. Pues como decía Aute, "cine, cine, cine, cine, más cine por favor, que toda la vida es cine, que toda la vida es cine, y los sueños...cine son".

jueves, 11 de enero de 2018

¡Ay, patera de mi corazón¡

Dame tu abrazo, madre, que tengo frío. Dame tu aliento que me acompañe en éste viaje, lleno de sueños, ilusión y olvido. Dame tu mano, que voy perdido, en ésta noche, en éste mar tan manso, tan grande, tan oscuro... Dame tus besos que ando sombrío, que éstos que tiemblan no son mis gentes, ni mis paisajes...no son los míos. Dame tu voz y cuéntame que estoy a salvo, que el nuevo día está esperando, con otros besos, otros paisajes, con otros mundos mucho más justos. No llores madre que las estrellas están mirando. No llores madre, que el nuevo día ya esta llegando.

viernes, 5 de enero de 2018

Noche de magia

Ya era muy tarde, yo quería cerrar los ojos pero no podía. Tapada hasta la nariz con las mantas ( antes no había nórdico), con un nudo en el estómago, el corazón se me salía del cuerpo, me zumbaban los oídos...¡mira que si me pillan despierta¡ Y al poco rato el ruido del papel, las pisadas de puntillas... ¡ya está, ya han dejado los regalos, ahora sí me podré dormir¡ Y al día siguiente ahí estaban, mi máquina de plastilina, la Sta. Pepis, mis chuches y chocolatinas, y poco más, pero ¡qué maravilla, hasta la luz del pequeño comedor parecía de cuento!, o así lo recuerdo. Después la magia siguió con las niñas, los dos preparando los regalos, hablando en susurros para que no se despertaran (siempre han sido muy bichitos para dormir), y acostarnos deseando que amaneciera para verles las caritas... Y Ahora, con la calma que te dan los años, también es bonita ésta noche, un poco nostálgica por lo vivido, pero con ganas de disfrutar las que nos quedan por vivir. Volveremos a colocar los regalos, volveremos a verles las caritas recordando las personitas que fueron y mirando con orgullo en las maravillosas personas que se van convirtiendo. Nos miraremos a los ojos, un poco más cansados, pero satisfechos por lo que hemos conseguido. Posiblemente en algún momento, recordaremos cuando nuestros padres lo hacían por nosotros, y eran fuertes, y grandes, y nos protegían de todo lo malo... Pero ahora toca seguir hacía delante, toca seguir ilusionados, cuidando y amando nuestro pequeño mundo, saboreando cada Noche de Reyes como si fuera la última, como si fuera la primera...
¡Feliz Noche de Reyes!

Ay, mi Carmela